No actúes como un Idiota. Firmado: Un Idiota
- Business Angels Madrid
- 19 ago 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 ago 2024

La mayoría de las empresas de nueva creación o startups viven en un estado permanente de búsqueda de financiación. Los fundadores acaban dedicando casi todo su tiempo a preparar rondas en las que venden las bondades de su empresa a potenciales inversores que puedan aportarle capital. Este proceso resulta particularmente difícil en las primeras etapas de la empresa, cuando se explora y valida el modelo de negocio. En no pocas ocasiones, las startups ni siquiera han facturado antes de organizar las primeras rondas de financiación, por lo que en éstas participan inversores de tres categorías que se conocen como 3Fs por sus siglas en inglés: Familia, Amigos e Idiotas.
Por otro lado, gracias a una mejora significativa en el manejo de la información y a la reducción de burocracia que se ha llevado a cabo en los últimos tiempos, cada vez se ponen más facilidades para que inversores particulares puedan acceder a oportunidades de inversión privada. Además, muchos “gurús” de las redes sociales insisten en que se hicieron millonarios a través de inversiones de este tipo, por lo que invertir en una startup está de moda y se ha convertido en un indicador de estatus.
La combinación de estos factores genera una tormenta perfecta en la que muchos inversores particulares se alían para invertir en una startup en fase temprana, convirtiéndose así en “Idiotas”. A este tipo de financiación de startups se le conoce como Equity Crowdfunding.
Cuando un Idiota está analizando la propuesta de inversión de una startup, su mayor expectativa es que los fundadores lancen rondas de financiación posteriores en las que puedan transferir su participación a otro Idiota por un precio más alto. Éste es el principio de toda inversión, aportar un capital hoy para recibir un capital mayor en el futuro.
Sin embargo, cuando llega una ronda subsecuente, el Idiota abre los ojos para darse cuenta de que tiene un cuchillo de mantequilla para combatir en una guerra nuclear. Efectivamente, con un poco de suerte, las rondas posteriores van siendo cada vez mayores, pero esto lleva asociado nuevos inversores que tienen más poder para negociar sus condiciones de entrada. Cuanto más alto es el capital aportado, más escaso es el universo de inversores que disponen de él, por lo que en las rondas más tardías suelen participar empresas especializadas que confeccionan a su medida la valoración de la empresa, composición del consejo de administración, derechos de inversores minoritarios, etc.
Al mismo tiempo, como los fundadores siguen manteniendo una parte significativa de la empresa, sus objetivos no están alineados con los de los Idiotas. Un fundador no tiene incentivos para negociar cláusulas que protejan a accionistas minoritarios y querrá hacer que la empresa crezca lo máximo posible lo antes posible. Los Idiotas (que algunos no lo son tanto) querrán vender sus participaciones lo antes posible a un precio elevado o que los fundadores se enfoquen en hacer la empresa rentable en lugar de grande para materializar sus ganancias a través de dividendos.
Después de este primer choque de realidad, los Idiotas empiezan a pensar en maneras de defenderse. Por ejemplo, podrían sindicarse para fortalecer su posición, pero esto resulta muy difícil debido a la cantidad elevada de inversores que normalmente participan en las rondas de Equity Crowdfunding y las diferencias de sofisticación entre ellos. El Idiota no sólo ha ido con un cuchillo a una guerra nuclear, sus compañeros de brigada ni siquiera hablan su idioma.
Además, existe una importante asimetría de información entre los Idiotas y los fundadores que estos últimos no dudarán en aprovechar para su beneficio. Pedirán que las decisiones se tomen rápidamente y proporcionando información limitada, muchas veces argumentando que no aceptar las condiciones de los nuevos inversores significaría llevar la startup a la quiebra. Los teóricos defensores de los Idiotas se han convertido en sus perseguidores.
De repente, el Idiota se encuentra con un cuchillo de mantequilla en una guerra nuclear, rodeado de compañeros que no hablan su idioma, y con un sargento que le dice que o se tira de cabeza a la letrina o no ganan la guerra. Siempre he sido un Idiota. Si estás leyendo esto, puede que tú también (o lo quieras ser). No actúes como un Idiota.
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